La pregunta "¿quién soy?" quizá no tenga respuesta, pero plantearse la cuestión ya tiene en sí un efecto curativo. Tal vez la pregunta sea su propia respuesta.
La pregunta es reflejo del propio camino, mientras que la respuesta es el objetivo de quien no lo disfruta, de quien no goza de su arena, de sus piedras, de sus vientos de libertad.
Caminad, sin preguntas que requieran respuestas falsas, sin necesitar del continuo "por qué". Así, sin más. Vuestros pies se sentirán aliviados y vuestros ojos serán consolados.
Paz y Bien.
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