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Recordando cómo el estruendo se adueñó -no hace tanto- del mundo, en una noche donde los cristales se rompieron (y la Paz, y la Inteligencia, y el Conocimiento, y la Comprensión... y... y...), busco el Silencio de la Verdad...
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.No quiero la grandilocuencia de los salva-patrias (que nos son capaces de salvarse ellos mismos de su propia estupidez), ni las fanfarrias de los libertadores (que no son libres ni de sí mismos, sino esclavos impenitentes de la ignorancia). Quiero caminar en silencio y disfrutar de lo que aprendo cuando escucho a la Naturaleza.
Dedicado a los pajarillos de mi amigo Jesús. Un abrazo, tio grande...
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