No siento nada parecido a aquello que sentí alguna vez, ni estoy donde alguna vez estuve y, sin embargo, voy hacia un lugar donde quiero estar, mejor que aquel donde haya estado nunca antes.
Avalón, ese legendario país sin descubrir, donde poder buscar la paz y el descanso de tantas vidas en las alforjas. ¿Dó es? Cuando cae la tarde sueño con él, mientras comprendo que siquiera estoy seguro de la distancia que me separa de sus senderos escritos sobre bosques y ríos pintados. No podría asegurar cuánto habré de andar... y quizá se halle tan cerca de mí... que tal vez pudiera tocarlo con mis recuerdos. Los recuerdos que dejé atrás.
Viajero que escuchas mis relatos, ¿dónde está el hogar? ¿Acaso sabes cómo retornar al manantial?
Hermano del Arco Iris, hermano tuyo, hermano de un tiempo que acerca su presencia a nosotros con pasos ligeros, ¿no te regocija saber de la amistad plena que inunda estas pobres palabras, paridas en el reposo de un momento congelado en el tiempo? Estoy aquí mismo, muy cerca, recordando el futuro que nos aguarda si lo sabemos merecer. Abre tu mente, anquilosados sus goznes por el agua, y tiende tu mirada a los amigos que aguardan tu llegada al Arco Iris...
